jueves, 24 de enero de 2013

Pontalis



Hace unos días, murió en Paris, a los 89 años, Jean Bertrand Pontalis, psicoanalista, filósofo, editor de Gallimard, fundador de la colección "Connaissance de l'Inconscient" y escritor. No era "famoso". Dudo mucho que siguiera las tendencias, que pisara nunca un desfile de moda o que hubiese tenido el más mínimo interés en leer un blog como este. Y sin embargo, los hombres como él son la razón de ser -o una de las razones de ser- de mi blog: la inteligencia, la belleza (sí, la belleza), la compostura, la cultura, el sentido del humor, la clase (no la clase social, que importa un carajo, la clase de verdad, que es básicamente una mezcla de generosidad, compasión e ironía). Y tengo la sensación de que con él prosigue la muerte de una forma de pisar el mundo, de una manera de ser intelectual (de una forma de vestirse de intelectual, de una forma de llevar traje de intelectual). Van quedando menos. Hoy los editores van a comprar el pan en chandal y los escritores llevan gorra o gorro (que no se quitan en el interior). No sé qué ha pasado. No sé en qué momento me quedé tan anticuada. Un día te vas a la cama rodeada de un tipo de gente y a la mañana siguiente (treinta años después), te levantas y ya no están. Venga, vamos a hacer una hoguera con todos los chandals feos (o sea, no de algodón 100%) del mundo y a arrancarle la gorra a cualquier hombre que la lleve en un interior. ¿Sí? Y vamos a castigar de cara a la pared a todos los hombres que cuando llega una mujer a la mesa no se levantan. Y me pregunto: ¿Nos quedará alguien con quien ir a cenar?

3 comentarios:

  1. Hola Milena,

    No conozco al autor; por lo que dices seguramente es interesante.

    La pérdida de esos "valores" es quizá fruto de la vulgarización de todo.
    Los cultos, los elegantes, ya no son referencia y ahora, salvo en muy determinados ambientes o ciudades, es casi mejor ocultarlo. Y por supuesto también la inteligencia o la educación.

    Del sentido de humor no hablo, porque la mayoría cree que lo tiene cuando resulta que les es ajeno.
    Pero bueno, las cosas son así, cuesta más pero cuando coincides con gente realmente interesante resulta ahora más satisfactorio.

    Besos,

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    1. Hola Soldner:
      Sí, supongo que tienes razón. Tal vez nuestros hijos, o nuestros nietos, le den la vuelta a la tortilla...
      Un beso.

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  2. Mi abuelo, que fue de la generación del '27 pero en la sombra (no uno de sus literatos, sino su jurista) tenía este aspecto. A mí siempre me pareció muy elegante: alguna vez habría que escribir por qué estos señores, aún a pesar de tener ya los 90, sabían llevar tan bien esos jerséis de pico más bien alto, esas corbatas delgadas (¡modernísimas!), esas camisas de cuello ni corto ni largo, a veces salido. Y eso que no les estamos viendo de cintura para abajo, que también eran un poema. Para mí que tenía que ver no sólo con un tema de moda, sino, como dices, con algo de su propia elegancia interior. Un beso fuerte, Andrés

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