lunes, 30 de abril de 2012

¿Un jersey de rayas para salir de tanta miseria?


Salgo esta mañana de casa de excelente humor: vaqueros, camisa de hombre gris lo suficientemente abierta para que se note que no soy un hombre, americana gris príncipe de Gales, bailarinas marrones. 30 de abril. 9 de la mañana. Frío atroz. Y yo nunca tengo frío (desde pequeña, oí decir a mi madre que había un tipo de mujeres que siempre tenían frío, y que por nada del mundo debía yo formar parte de ese grupo de cursis y flojas, con lo cual he pasado más de la mitad de mi vida resfriada.) Anyway. Llego a la esquina de la calle, doy media vuelta y regreso a casa. Me pongo mis deportivas de I. Marant, una chaqueta negra de cashmere debajo de la americana y una pañuelo al cuello. Y me marcho a hacer recados. 12 de la mañana. Calor abrasador y yo que me doy a todos los diablos. Sigo estando vestida del revés, y llevo un bolso pequeño en el que no caben ni la chaqueta, ni el pañuelo, ni nada. Grrrrrrrrrrr. Y entonces me doy cuenta de que no tengo ni un solo jersey de verano. Y si sigo llevando la ropa de invierno, me moriré de pena. Y si me pongo la de verano, cogeré una pulmonía. Lo único que puede salvar la situación es un jersey lo bastante veraniego para hacerme olvidar que lo llevo, un jersey que me coja de la manita y me acompañe hasta la orilla del mar y del sol. O sea, o un jersey marinero (los jerseys más bonitos del mundo, todo el mundo debería tener uno) o esta versión deconstruida genial que ha hecho I. Marant. ¿Cuál os gusta más?

7 comentarios:

  1. Pues sí: hace falta mucha tela, muchos tejidos, mucha habilidad, ojo, concierto y agujas para salir de tanta desvergüenza horriblemente vestida, con insultantes barbas o con grasientas greñas cogoteras de alopécicos economistas que no dejan de repetirnos todos los días lo mucho que nos van a reformar el traje de miseria donde nos han metido.

    Mi jersey marinero es de cuello alto, azul marino - sí, soy así de aburrido y fiel -, de algodón, un jersey que tiene ¿catorce años?. Sí, catorce años. Parece mentira cuando lo vi en el escaparate de Jofré en Reus y tuve esa certeza que tengo casi siempre. Mis ojos no mienten cuando ven algo que les gusta, la imagen se posa en el cerebro, el cerebro activa mis piernas hacia el interior de la tienda y una mano se posa en la cartera en humilde plegaria para que la visa no falle.

    Ese jersey ha sido muy feliz respirando el yodo que desprende el mar en Baiona, en Galicia, en ese paseo que bordea el Monte Boi. Ese jersey recuerda los sabores de las tardes leyendo en la terraza del Parador, con un trozo de tarta de santiago, un cortado y el silencio.

    Ese jersey recuerda su primer verano en Beaulieu Sur Mer, holgazaneando por la promenade Maurice Rouvier hasta llegar a St Jean de Cap Ferrat, para luego regresar, detenerse ante la que fue casa del elegantísimo David Niven, recordar en qué consiste la elegancia - la elegancia se viste, no viste - y tomar un café en la deliciosa terraza del Royal Riviera.

    Este jersey, ya anciano pero todavía saludable, se pasea en estos tiempos por esta ciudad, buscando bancos, parques, terrazas desconocidas y alejadas de los gritos, del ruido, del desorden y de la anomia que parece invadirlo todo.

    Los jerseys, de invierno, de entretiempo, de verano son el refugio que no se ve, pero que se siente.

    Me gustan los dos. El deconstruido me da ideas, ideas para generar un jersey perfecto y justiciero, de rayas de acero, irrompibles y serenas, que envuelvan a toda esa purrela de políticos que se burlan de nosotros y se empecinan en teñir de negro las esperanzas de mucha gente.

    Un jersey a rayas, sí, a rayas carcelarias.

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    1. Jo.e. Milena... qué difícil es ver y adivinar esas ds palabras clave para que se sepa que no soy una máquina-robot!!! jiji. Besito. Luz

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  2. Cuando leí las palabras "rayas" y "miseria" lo primero que me vino a la cabeza fue la cárcel... Sí... pero nunca lo hubiera dicho tan bonito como tu, Gilbert.
    Mantener a un preso "nos" cuesta unos cuatro mil euros al mes. Y tanta miseria y tanto miserable a veces me de que pensar que tal vez algún día prefiera cometer algún delito (ahora casi todo es delito) para estar presa y que me mantengan. Tienen psicólogo, talleres, calefacción y hasta gimnasio... y yo hace tiempo que no pongo la calefacción (con un radiador me apaño... ya os lo conté este invierno pasado)y del gimnasio me borré porque ya no me lo puedo mantener... Besukisssssssss. Luz.

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  3. Menudos tiempos que se avecinan....Yo también he reducido al mínimo el consumo de luz y teléfono.Pero lo más horrible es que pretenden cobrarme lo que no gasto y me agotan las peleas que cada mes sostengo para recuperar lo que me han robado.Quiero otro estilo de vida más sencillo y menos complicado, pero ¿ dónde se encuentra ese lugar?

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  4. Hola Milena,

    Parece mentira que un jersey genere tanta melancolía.
    Algo no está funcionando y no es solo la economía. Sobre esto ya sabemos que los políticos occidentales son incapaces. La única solución es exportar a los chinos los sindicatos españoles: En 5 años CC.OO. y UGT los ponen a nivel.
    Es así, no podemos competir en la economía real (en la financiera/creativa somos geniales, así nos va). En fin, me he ido.

    Volviendo a la melancolía (al jersey), naturalmente el que me gusta es el primero. El segundo parece un producto sacado de las vanguardias pictóricas del siglo XX. Muy sobrevaloradas.

    Besos,

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    1. Sí, yo también me he quedado un poco perpleja ante el tono de los comentarios. No me refería a la miseria económica, hablaba de la miseria (mucho menos importante) que provoca que se prolongue el invierno, a la miseria de no poder vestirse todavía de verano...
      En cuanto al jersey: Soldner, tienes demasiado buen gusto. El más perfecto, el más bonito, es el primero, sí, pero el divertido, el "exciting", el que apetece comprarse, es el segundo.
      Un beso.

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    2. Claro. Es con el que te veo.

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