lunes, 30 de abril de 2012

¿Un jersey de rayas para salir de tanta miseria?


Salgo esta mañana de casa de excelente humor: vaqueros, camisa de hombre gris lo suficientemente abierta para que se note que no soy un hombre, americana gris príncipe de Gales, bailarinas marrones. 30 de abril. 9 de la mañana. Frío atroz. Y yo nunca tengo frío (desde pequeña, oí decir a mi madre que había un tipo de mujeres que siempre tenían frío, y que por nada del mundo debía yo formar parte de ese grupo de cursis y flojas, con lo cual he pasado más de la mitad de mi vida resfriada.) Anyway. Llego a la esquina de la calle, doy media vuelta y regreso a casa. Me pongo mis deportivas de I. Marant, una chaqueta negra de cashmere debajo de la americana y una pañuelo al cuello. Y me marcho a hacer recados. 12 de la mañana. Calor abrasador y yo que me doy a todos los diablos. Sigo estando vestida del revés, y llevo un bolso pequeño en el que no caben ni la chaqueta, ni el pañuelo, ni nada. Grrrrrrrrrrr. Y entonces me doy cuenta de que no tengo ni un solo jersey de verano. Y si sigo llevando la ropa de invierno, me moriré de pena. Y si me pongo la de verano, cogeré una pulmonía. Lo único que puede salvar la situación es un jersey lo bastante veraniego para hacerme olvidar que lo llevo, un jersey que me coja de la manita y me acompañe hasta la orilla del mar y del sol. O sea, o un jersey marinero (los jerseys más bonitos del mundo, todo el mundo debería tener uno) o esta versión deconstruida genial que ha hecho I. Marant. ¿Cuál os gusta más?

jueves, 26 de abril de 2012

¿Qué nos puede enseñar una puerta?

Hoy hablaré de la belleza alucinante de esta puerta. Ya sé que pensáis que soy una frívola irremediable a la que solo le interesa la belleza de la ropa y la de los hombres, pero no, estáis equivocados. Soy capaz de enamorarme de una puerta en un plis plas. Soy capaz de caer de rodillas ante una puerta, en medio de un cóctel súper chic en el Círculo del Liceo, sin pensármelo dos veces. Soy capaz de interrumpir a todo el mundo para proclamar mi amor eterno por una puerta, sin dudarlo. En fin, os presento a mi nueva gurú de estilo. Bye bye Tilda Swinton, Isak Dinesen & Kate Moss. Hola Puerta. Quiero tener tantas curvas como esta puerta, quiero el mismo tono exacto de pelirrojo que la puerta, quiero los mismos brazos, el mismo peinado, las mismas flores en el pelo. Quiero ser tan altiva y orgullosa como esta puerta (de todas las idioteces que oigo desde que el mundo se ha convertido en un burdel -en el mal sentido-, la que más me irrita es la que considera el orgullo como un defecto). Quiero ser tan sexy y delicada y extraordinaria y armoniosa y esperanzadora y original y irresistible como esta puerta. En fin, que no puedo ir al Círculo del Liceo. Que cada vez que entro en ese lugar (que considero el club privado más bonito del mundo), pierdo la cabeza y me pongo a dar besos a los muebles. Para que luego digan que solo me interesan la ropa y los hombres.

martes, 24 de abril de 2012

¿Quién es una mujer de palmera en pecho?


La camisa hawaiana. Una de esas prendas súper peligrosas y comprometidas, que más vale no ponerte, si no las tienes todas contigo (hay prendas que son caídas libres, o resultan magníficas o te estampas sin remedio). A principios de temporada, juré y rejuré que esa tendencia no pasaría por mi cuerpo. Pero claro, como soy una tía caprichosa y malcriada amplia de miras y llena de curiosidad, y como, al parecer (según la tía del banco), no me puedo ir a Hawaii, pues la idea de una camisa hawaiana empieza a atraerme bastante. Un camisa súper ligera, suave y azulosa, con el cuello muy abierto, encima de mis vaqueros viejos, con una sonrisa en la cara (hay prendas que solo se pueden llevar sonriendo), mientras voy a comprar un billete de lotería. Si Milena no va a Hawaii, Hawaii irá a Milena, o algo así.

viernes, 20 de abril de 2012

La viva imagen de la primavera


No soy fan de George Clooney, soy consciente de que es un tipo increíblemente guapo y listo, y me hace mucha gracia que sea, según dicen algunas personas que lo han tratado de cerca, un auténtico don Juan. Tengo cierta debilidad por los don Juanes y por las doña Juanas (o como se llamen), por cualquiera que decida que su cuerpo y su alma son un patio de recreo abierto al mundo. Me parece una actitud bastante simpática. Las personas cerradas a cal y canto son un rollo y un gran terreno de cultivo para la desgracia. Anyway, ya me estoy dispersando, como siempre. George Clooney. Le he visto en foto y en película millones de veces y nunca me ha apasionado. Hasta hace un par de semanas, cuando salieron en los periódicos las fotos de él siendo detenido y esposado por manifestarse enfrente de la embajada de Sudán. Camisa blanca, chaqueta de punto azul marino, vaqueros. Y boca, nariz, pelo, barba, mirada, esposas (no, no, George, no hace falta que te las quites). No se puede ser más perfecto. Es la foto más primaveral de la primavera. La típica foto que, con solo verla, te entran ganas de empezar a reproducirte. La he impreso y me la he enganchado en mi "mood board" (una cosa que está muy de moda, que consiste en un tablón donde uno pega las cosas que le inspiran, como un pinterest físico, por decirlo de algún modo), entre Ryan Gosling y unos zapatos masculinos de cordones de ante marrón de Paul Smith, que, estos sí, algún día, serán míos.

lunes, 16 de abril de 2012

¿Hay algo que no envejezca?


Esta foto debe de tener cerca de 40 años, debe de ser de los 70, la última década antes de que el mundo se fuese a la porra. La última década en la que el mundo fue realmente joven. Después llegó el sida, y después llegaron los yuppies, y después llegó el Botox. Me pregunto si las personas que fueron jóvenes cuando el mundo era joven son conscientes de la inmensa suerte que tuvieron. Ser joven hoy en día es dificilísimo. Anyway. Hoy quería hablar de Angelica Huston. La camisa de rayas ligeramente masculina, los shorts remangados, las piernas ondulantes e infinitas, las alpargatas, el collar sobre el escote huesudo, los ojos maquillados de negro, la mirada levemente desafiante, pero inteligente y directa y clara, las manos en los bolsillos. El estilo absoluto, sí. Y la actitud absoluta: apoyada en el marco de la puerta, sin tonterías, sin cursilerías, sin miedo, sin ninguna concesión a la galería masculina, y, sin embargo, es imposible ser más sexy. Aquí, en esta foto, hay una mujer nueva, la mujer que íbamos a ser. ¿Qué ha pasado en estos 40 años? ¿Cómo hemos llegado a Lady Gaga?

jueves, 12 de abril de 2012

Dime a qué hueles...


Solo hay dos tipos de perfume que me interesen: los que huelen a limón y los que huelen a lujuria (con los hombres me pasa lo mismo). En fin, el mejor perfume de limón (una maravilla total y absoluta), del cual ya he hablado en este blog, es Eau de Guerlain. Ningún otro perfume cítrico se le puede comparar. Es uno de esos perfumes soleados que purifican, iluminan, ponen de buen humor, despejan, no dan dolor de cabeza y nos hacen creer en la paz y en la harmonía mundial (lo cual, en los tiempos que corren, tiene bastante mérito). Pero yo, personalmente, soy incapaz de utilizar solo Eau de Guerlain (no entiendo a las personas que, llenas de orgullo, te comunican que hace 20 años que utilizan el mismo perfume, para mí es como si alguien me dijese que hace 20 años que solo come jamón en dulce). Yo amo y adoro Eau de Guerlain, lo uso a menudo, se lo pongo a los niños, lo utilizo como ambientador, pero no soy de piedra, también necesito bajar a los infiernos de vez en cuando. A menudo. Sumirme en la oscuridad. Mi bajada a los infiernos particular actual se llama Amouage Lyric. Es un oriental floral que huele a bergamota, a gengible, a canela, a cardamomo, a rosa, a vainilla y a otras cosas exóticas y maravillosas. La marca Amouage se creó hace un cuarto de siglo en el Sultanato de Omán. Y yo creo que está inspirada en las mil y una noches. Para emborracharse sin beber alcohol, para disfrazarse de Sherezade sin quitarse los tejanos y para estar medio desnuda estando vestida. En serio. Para eso sirven los buenos perfumes. ¿No?
Feliz jueves, queridos.

lunes, 9 de abril de 2012

¿Todo vale un ojo de la cara?


Sombrero de Oysho (la filial de ropa interior de Zara): 12,99 €. Ya lo he dicho muchas veces, pero tengo ganas de repetirlo: no es cierto que todo lo bonito sea caro. No es cierto que sea necesario tener mucho dinero para ir bien vestido. No es cierto que estemos más guapos con ropa cara. Y no es cierto que las mujeres estemos más guapas maquilladas, o peinadas, o subidas a unos tacones de 12 (aunque a mí me encanten). Al menos, no es siempre cierto. Vestirse es inventarse quien uno es. Se puede hacer con mucho dinero, o con imaginación, instinto y buen gusto. Y de todos modos, en realidad, lo interesante está debajo de la ropa, y luego más adentro, debajo de la piel (no estéis con nadie que no ame vuestras entrañas). Feliz lunes, queridos.

miércoles, 4 de abril de 2012

¡Vestido, ven a mí!


¡Oh, queridos míos! ¡Qué ganas tengo de volver a ponerme vestidos! ¡De volver a sentir el aire entre las piernas! (Suena fatal. Lo sé. Lo siento. Pero todas la chicas entendéis lo que quiero decir. Vosotros me temo que no podéis entenderlo tanto, por varias razones... Estilísticas y anatómicas...Yes. Así es la vida. En fin, es algo gustoso). Me pregunto qué hacen los habitantes del Polo Norte, siempre abrigados, siempre con frío, siempre tan lejos de su propio cuerpo. ¡Niños! ¡Hay que estar pegados al propio cuerpo! (Y a algún otro, si posible). No dejar que se separe de nosotros ni un milímetro (el nuestro, el otro puede ir y venir). No sé vosotros, pero yo en invierno siento que el cuerpo se me va, se me va, muy muy muy lejos (al Polo Norte, supongo). Y claro, detrás del cuerpo, va la cabeza. Siempre, siempre, siempre. Pero siento que ya le he vuelto a echar el lazo a mi cuerpo (y a la cabeza...más o menos), tengo los vestidos preparados, y mi cuerpo, todavía en el aire, como una cometa, pero ya a punto de aterrizar, esperando solo a que se disipen las últimas nubes. Con el cuerpo de vuelta en casa y un buen vestido, somos invencibles. No lo olvidéis. ¿Eh?