sábado, 31 de diciembre de 2011

Hoy en SMODA.

Hoy, en la última página de SMODA, publico un artículo sobre los escotes. Los femeninos, y también los masculinos...
Feliz sábado, queridos.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Entender la ropa



Entender la ropa es un poco como entender a las personas. O sea, la labor de toda una vida. Casi nunca es algo automático. Hay que aprender a mirar la ropa un poco desde lejos, sin pensar inmediatamente en cómo nos quedaría o en si nos la podemos comprar. Hay ropa que a mí me parece muy interesante, que jamás compraría, ni llevaría, pero que he aprendido a respetar. Veo cómo está hecha, el trabajo, no solo el diseño, la confección, la intención que hay detrás, la voluntad. Y disfruto. La pobre loca con cara de estar a punto de descubrir una vacuna contra el cáncer mientras toca la manga de una chaqueta, la pone del revés e intenta ver cómo está hecha, soy yo. Yo no voy de compras, voy de expedición. Y cada vez tengo menos afán de poseer. De hecho, me visto siempre igual, tardo unos 30 segundos. El abrigo de la foto, lo compré hace un par de semanas, en Londres. Es una pieza única, diseñada en Inglaterra (por unos tíos que se llaman Bl^nk) y fabricada en la India. Normalmente detesto todo lo étnico, no me gusta la artesanía, pero en este caso, era imposible no sucumbir al encanto de este abriguito. Los colores, el algodón indio tan viejito, tan blando, el estampado medio descolorido, el hecho de que sea reversible, los botones cuadrados, el corte perfecto (a pesar de ser una prenda tan relajada), esa pinta, medio Mary Poppins bohemia, medio Cadaqués, y el pespunte rosa (al descubrirlo, casi me muero). Todavía no me lo  he puesto, todavía no sé exactamente cómo, y, de todos modos, hace demasiado frío. Pero ya he empezado a dibujarle una primavera a su medida.
Feliz jueves, queridos míos.

martes, 27 de diciembre de 2011

¿Es posible encontrar refugio en un tubo de pasta de dientes?


Mala época para estar a la intemperie (estética, de lo otra, ni hablemos), pero como yo soy una chica fácil, para no hundirme en la miseria (estética), me agarro a lo que sea, en este caso a un tubo de pasta de dientes. El otro día, en Londres, entré en Boots, un cadena de farmacias donde venden todo tipo de cosas, y me topé con esta pasta de dientes, que ya conocía, pero que incomprensiblemente había olvidado. Y caí en éxtasis ante la mirada atónita de mi hijo, que ya me ha visto caer en éxtasis ante muuuuuuuuuchas cosas, pero nunca antes ante un tubo de pasta de dientes. El tubo -la tipografía, la cenefa, la sencillez, los colores- es genial. Y lo que hay dentro también. La pasta de dientes es de un rosa violento fantástico y sabe muy muy fuerte, como a medicina. Es deliciosa. Vale la mitad que un tubo de pasta normal. Y salí de la tienda canturreando "What a wonderful world". La felicidad, a veces, solo depende de un tubo de pasta de dientes.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

                                        

Queridos compinches:
Feliz Navidad. Que la Navidad (y la vida) sea una mezcla de estas dos fotos. Y gracias. Gracias por acompañarme en esta aventura. Gracias por leerme, a los que dejan comentarios (¡qué listos sois! ¡qué suerte tengo de que me lea gente como vosotros!) y a los que no los dejan, pero que sé que también están ahí. Este blog no tendría sentido sin vosotros.
Un beso.
Mañana más.

jueves, 22 de diciembre de 2011

El antifaz



En mi viaje cultural a Londres, me he enterado de un montón de cosas apasionantes e importantísimas. Al parecer, otro objeto sin el que ninguna chica en su sano juicio puede vivir (o dormir) es el antifaz. Si lo entendí bien, por las mañanas, hay que plantificarse una diadema tipo princesa bohemia (ver post anterior) y por las noches, un antifaz tipo Audrey Hepburn en "Desayuno con diamantes". Yo, que incluso puedo dormir con los ojos abiertos y asintiendo, no acababa de verle la utilidad, pero en fin, me lo compré. Por si acaso. Un antifaz lila, monísimo, que me costó un ojo de la cara. Al llegar al hotel, muerta de impaciencia, me tumbé en la cama, le ordené silencio a mi hijo mayor y me puse el antifaz, dispuesta a vivir una experiencia única. Aguanté dos minutos y medio. ¿De verdad alguien puede relajarse y dormir con eso tapándole los ojos? ¿Sin poder ver si viene un asesino a matarle? Yo creo que en realidad  solo los deben usar las tías que no soportan ver a su marido. Es la única explicación sensata que se me ocurre. Bueno, me voy corriendo al concierto de Navidad de mi hijo pequeño. Es que I looooove Christmas.

martes, 20 de diciembre de 2011

La princesa M.



Mi madre se pasó toda mi infancia (y sigue en ello) intentando convencerme de que no soy una princesa. Allí no había princesas, solo una reina, ella. Naturalmente, no lo consiguió. Así que cuando el fin de semana pasado, en Londres, vi diademas como las de la foto por todas partes, me abalancé sobre ellas. Allí se han convertido en el accesorio de moda, las hay de todos los precios, de todos los colores, con piedras, con florecillas, con strass, de cuero, de tela, de cuerda, etc. Yo no me pienso quitar la mía hasta que pasen las Navidades. La llevo al estilo "hada campestre", con el pelo bastante despeinado y recogido en una especie de moño espachurrado, como si me acabase de levantar. Y con ropa de calle absolutamente normal, como quien no quiere la cosa (siempre hay que hacer ver que todo está chupado). Me queda bien, en serio. Confío en que me comprima la ideas (en francés se llama "serre tête", apreta cabezas) asesinas y suicidas que me invaden en Navidad (hasta Reyes. En Reyes, con los regalos y el final del túnel, me tranquilizo un poco). Y ayer vi las primeras imágenes de la adorable campaña de primavera-verano de Marc Jacobs para Luis Vuitton y también las llevan. Será un verano genial. ¡Que llegue de una puñetera vez!

El cuestionario Pintón

 
Paco Pintón, autor de un blog muy recomendable, "El Rincón de Pintón", me pidió que respondiese a su particular cuestionario Pintón. Aquí está el link, por si os pica la curiosidad: www.elcuestionariopinton.com
La ilustración es un retrato de Marcel Proust (Dios) visto por Tullio Pericoli.
Hasta luego, amigos.

sábado, 17 de diciembre de 2011

SELF SERVICE




¿No os parece que, en general, todo es cada vez más feo? ¿O soy yo, que estoy hiper sensible por culpa de la Navidad? Las decoraciones de Navidad: a mí me gustan, me encantan los abetos inmensos y las iluminaciones. Pues bien, en mi ciudad, algún genio ha decidido que lo bonito, lo moderno, lo adecuado, lo navideño, es llenar la ciudad de "galets", una pasta en forma de caracola gigante que los catalanes ponemos en la sopa de Navidad. Y Barcelona se ha llenado de enormes galets de plástico beige (el más feo y deprimente de los colores) plantificados encima del suelo. Están por todas partes. No brillan, no tienen luces de colores, ni Papá Noel, ni Reyes, no están nevados, nada. Yo creo que deben estar patrocinados por alguna empresa de pasta. Es la única explicación posible. La pasta (ahora me refiero al dinero, no a los espaguetis) sirve a  menudo para justificar la fealdad. Y lo que vende, también. "Es feo sí, pero es comercial". Y a partir de ahí, cualquier cosa, todo. En fin, yo, cuando necesito una cura de desintoxicación de lo feo, entro en "SELF SERVICE", una revista de moda semestral parisina, que crea, según mi opinión, algunas de las imágenes más bonitas, más excitantes y más novedosas (e intemporales) de la actualidad. Toda la revista es buenísima, pero los bodegones de ropa y complementos son especialmente alucinantes. Está en internet y se puede descargar (gratis). Es una maravilla. Creo que pasaremos las Navidad allí.
Feliz fin de semana, queridos, no tropecéis con ningún galet.

martes, 13 de diciembre de 2011

Los ojos de Steve

                                                  

                                                
Hay un escaparate de Paseo de Gracia por el que últimamente paso casi a diario. No era un tramo que yo frecuentase demasiado, pero un día, por azar, por aburrimiento, o porque era mi destino (yes, yes), lo recorrí. Me detuve delante de los rutilantes escaparates de una famosa joyería, y, de repente, mientras los observaba, oí como el anillo de la foto me llamaba: "Milenaaaa, Milenaaaaaaaaa". ¡A mí! Yo, que no soy de joyas grandes, que no soy de joyas, que en la vida me he comprado una joya de verdad, que siempre he preferido irme de viaje con mis hijos, que solo llevo joyas heredadas, quedé petrificada ante aquel topacio azul. Un azul que solo he visto en el mar de Cadaqués cuando amenaza tormenta y en los ojos de Steve McQueen. Un azul tenebroso y profundo, como debe ser el azul, y como deben ser los ojos de los hombres. Y ahora lo quiero. Quiero llevar los ojos de Steve McQueen y el proceloso mar de Cadaqués en el dedo, para mirarlos cuando me sienta sola, para sumergirme en ellos cuando esté aburrida. Quiero lanzar maleficios a los malvados con mi anillo (un anillo de este precio seguro que tiene poderes). Quiero perderlo y poner toda la casa patas arriba con mis hijos para encontrarlo. Y quiero regalárselo a mí hermosa y adorada hija en mi lecho de muerte. ¡Uuuuups!, pero si no tengo hija. Bueno, poco a poco. Primero el anillo.

sábado, 10 de diciembre de 2011

5 cosas que me gustaría regalar y que me regalasen estas navidades






No pensaríais que os ibais a librar de mi carta a los reyes, ¿verdad? Hace meses que martilleo los oídos de mis pacientes hijos con mi lista. El pequeño Héctor no se cansa de repetirme: "Mamá, los reyes solo traen juguetes, ¿entiendes?, ¿por qué no les pides una jirafa de peluche?" (Al parecer y según mi familia, soy  muy parecida a una jirafa: las manchas -las pecas-, el cuello largo, la cara alargada, etc... He intentado convencerles por todos los medios de que soy una pantera, o al menos una leona, pero no ha servido para nada, ellos siguen con el rollo de la jirafa...).
En fin, queridos reyes magos, ahí va mi lista:
- Una agenda de Smythson. Debe ser lo suficientemente grande para poder escribir las cosas que se me ocurren cuando voy por la calle o en casa, pero que quepa en el bolso. Y de un color vivo, para poderla encontrar fácilmente en medio del barullo. Si podéis hacer grabar mis iniciales, mejor. Pero si no, no os preocupéis.
- Un pijama de seda. Los de J. Crew son geniales y nada caros, aunque de momento, solo se pueden comprar en Estados Unidos.
- Un colgante en forma de bola dorada con flores con un pajarito de plata en el interior de Alex Monroe. Es precioso, como un pequeño juguete antiguo para colgarse al cuello.
- Una funda para mi iphone de los locos de Swash. Estos tíos hacen unos foulards muy bestias (con animales rugientes, raros, enroscados, medio mitológicos, medio domésticos), que a mí me encantan. Y ahora fundas de iphone.
- Unos calcetines de cashmere de Brora. Uno de los grandes placeres de la vida, los calcetines de cashmere. Los de Brora tienen una gama de colores buenísima.

Y bueno, vaaaaaale, si quereis, traedme también la jirafa...

miércoles, 7 de diciembre de 2011

¡Miau!

                                                  
El premio Milena al mejor escaparate navideño del año ha recaído en el de la fotografía que ilustra esta entrada. Cada viernes, almuerzo con mi amiga Elisenda en un restaurante argentino de barrio. Y después de comernos nuestra escalopa con patatas fritas y vino blanco, vamos de paseo. Y el otro día, de camino a Zara, nos topamos con esta maravilla. Solo fotografié un pedazo del escaparate, pero nada de lo que había allí tenía desperdicio. ¡El cartel de "Se aparta género"!!!!!! ¡La túnica de leopardo con el jersey negro de cuello cisne debajo para darle el toque distinguido y no resfriarse! ¡Los ojos del leopardo salpicados de cuentas centelleantes de strass (que no pude captar en la foto con el iphone)! Por desgracia, la tienda estaba cerrada y no pude entrar a besar los pies de la dueña, pero Elisenda y yo nos quedamos un buen rato fascinadas delante de aquel despliegue y decidimos concederle el premio al mejor escaparate del mundo. Y para acabar, un pequeño apunte sobre las camisetas con cabeza de felino incorporada: una cosa es lo sutil y sugerente y sexy que puede resultar sobre nosotras la réplica de la piel de un animal salvaje (la combinación de salvajada y suavidad siempre funciona) y otra, muy distinta, es plantificarse al animal itself encima. No, no y no. A partir de los 14 años, las camisetas deben ser lisas o a rayas (a no ser que tengáis la desgracia de estar en Disneyland; entonces, excepcionalmente, os podéis poner una de Mickey Mouse). Bueno, otro día hablaremos de las camisetas perfectas, un asunto muy complicado.
Feliz miércoles, queridos.

martes, 6 de diciembre de 2011

Deseos de invierno

Y de repente, coincidiendo con el comienzo del invierno, que en Barcelona más bien parece el comienzo de la primavera, enormes ganas de encaje. De cómo llevar algo así (como el top de la foto) en diciembre. Lo imagino cubierto por varias capas de punto grueso (jerseys, chaquetas, bufandas), con lo mínimo debajo (tal vez con una de esas camisolas transparentes de seda de Cos del otro día), con la piel blanca y asustada del invierno, con los brazos al aire y la carne de gallina, al lado de una chimenea que nos ponga colorete en las mejillas, con vaqueros, con pana marrón, con botas de chico, con gafas de sol y una bufanda enorme de color crudo alrededor del cuello, delante del mar, a punto de pillar una pulmonía. ¡Buuuuf! Ya ha llegado el invierno.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Hoy en SMODA

Hoy publico en la última página de SMODA un artículo sobre la perilla, el bigote, la barba y otras cosas...
Feliz sábado, queridos.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Los zapatos de la crisis




Los zapatos que debería comprarme

Los zapatos que me apetece comprarme


Ahora que dicen que todas las tías guays del planeta están dejando de llevar tacones (al parecer, debido a la crisis y a sus efectos psicológicos) para ponerse botas viejas (nuevas en realidad, pero que parecen de un antepasado que hubiese vivido en el salvaje oeste), yo empiezo a estar obsesionada con los zapatos de tacón (sí, como siempre, llego una eternidad tarde). He aprendido a caminar con ellos, a caminar deprisa y con garbo incluso, bueno, eso creo... Realmente es muy fácil. Es solo cuestión de práctica y de no abusar, hay que alternarlos con zapatos planos. El otro día, en la sesión de fotos que os comenté y que tal vez algún día os cuente, me pusieron unos zapatos de no sé cuántos centímetros de altitud, pero muchos, y me sentí perfectamente bien, me los hubiese llevado a casa encantada (y a Rossy de Palma también, es monísima y encantadora, y cuando la ves posar, alucinas), con ellos puestos parecía la Torre Eiffel (y una nueva visión del mundo: la coronilla de my fellow human beings). En fin, ahora estoy enamorada de estos (como yo soy tan poco profunda, la crisis no me ha afectado a la cabeza, solo al billetero), que no solo tienen la silueta perfecta, si no también el verde perfecto. El verde es un color muy complicado, así como hay 25 tonos de azul preciosos, dar con un verde bonito (o sea, que no sea un verde ácido, que no recuerde a un mantel para jugar al póquer, etc) no es nada fácil, y este lo es. ¿Alguien sabe cuántos días faltan exactamente para que empiecen las rebajas?