sábado, 15 de octubre de 2011

Las compras equivocadas

La gran noticia del día (a parte de que los indignados se van de paseo y los resistentes nos quedamos en casa) es que me he dado cuenta de que no hay compras equivocadas. Durante mucho tiempo, pensé que las compras equivocadas eran un error de principiante, y que, con el tiempo, uno aprendía a comprar lo que realmente necesitaba, le quedaba bien, era su estilo, iba a llevar. Pues no. Es necesario equivocarse. Forma parte del proceso. Todos los cadáveres que hay en mi armario señalan en una dirección, incluso en los más aberrantes había una intención (que se perdió por el camino, por eso nunca me los puse). Los pantalones lilas de la foto los compré hace un par de años con gran entusiasmo y no me los he puesto ni una sola vez. Y hace dos años, ya sabía que yo no llevo pantalones anchos y que el lila es un color dificilísimo. Supongo que pensé que con unas converse grises viejas (no llevo converse), una camiseta blanca (tampoco llevo camisetas blancas) y una silueta andrógina (que tampoco tengo), quedarían geniales. Y supongo que esta compra me llevó a otra que tal vez sí funcionó. Si apuntásemos la fecha de todo lo que compramos e hiciésemos una lista cronológica, no hay duda de que contaría una historia. En fin, que no equivocarse es de cobardes. Y que si esta tarde se os ocurre que necesitáis un espantoso poncho de rayas con flecos (adoro los pompones y detesto los flecos), por algo será...

11 comentarios:

  1. Mi pantera se coló una vez en tu armario y vino maravillada.

    Yo sólo tuve un par de cadáveres en el armario. El resto eran más bien prendas que pasaron muchos años hibernando, esperando el deshielo de mis adiposidades.

    Al principio pensé que eran compras equivocadas, no por ellas mismas sino por la imposibilidad de sacarlas de paseo. El cuerpo de delfín se transmutó en ballena, y las prendas se quedaron colgadas en el armario, olvidadas, al aroma de la lavanda.

    Pero el tiempo me confirmó que no habían sido compras equivocadas, sino compras de futuro, de un futuro que finalmente llegó.

    Mis únicos cadáveres, el único error que cometí en una ocasión fueron unas botas que me compré hace muchos años. Terribles...Las regalé sin que pisasen la calle al cabo de dos años apestando mi armario, porque en cuanto llegué a casa y abrí la caja supe que estaban muertas, cadáveres de piel marrón que dejé en su caja, en el fondo, en ese nicho de la parte baja, para perderlas de vista y maldecirme cien veces por la absurda y cara compra. Hoy en día un error así indicaría un camino de vuelta a la tienda de origen, el cambio por otra cosa o la restitución del importe.

    Uno intenta aprender...

    ResponderEliminar
  2. Yo no los considero errores, si no parte de un proceso. Y las personas que creen que nunca se equivocan son un coñazo, y están equivocadas.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Sí, un coñazo, y además, un coñazo ineducado.

    ResponderEliminar
  4. Gil: ¿alguna vez no dices la última palabra?
    Besitos.

    ResponderEliminar
  5. Pero no decías tú que equivocarse es de sabios?. Pues eso.

    ResponderEliminar
  6. Comprar unos pantalones lilas no es equivocarse (en mi caso tampoco sería un error, sería una declaración); no es equivocarse digo, sino simplemente los elegiste, te hizo ilusión, te aburria siempre lo mismo, querías cambiar, probar otras cosas, combinar !qué sé yo!. Y luego te cansaste. Pero eso pasa con todo, hasta con lo que te gusta siempre. La única diferencia entre lo que no te gusta y lo que te gusta es el tiempo que transcurre hasta que deja de gustarte (mucho). Pero yo desde luego no los tiraría.

    ResponderEliminar
  7. La última palabra la digo cuando digo "buenas noches"...y tampoco es una garantía...dicen que hablo en sueños...pero prometo sumirme en el silencio un tiempo ;-)

    ResponderEliminar
  8. Hola Soldner:
    Equivocarse es de sabios y de tontos también, está al alcance de todos.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  9. Soldner:
    Hay prendas que no han dejado de gustarme y que he tenido que tirar porque estaban destrozadas. No tiro ropa, la doy, y con bastante facilidad, guardo pocas prendas antiguas, me gusta la ropa nueva y crujiente. ¡Un desastre!
    Besos.

    ResponderEliminar
  10. Hola Milena:

    No hablaba solo de la ropa.
    Besos

    ResponderEliminar
  11. Hola Soldner:
    Ah, quieres decir que tarde o temprano la gente te deja de gustar. ¿Es eso? Pobrecillo... A mí me ocurre lo mismo...

    ResponderEliminar