domingo, 28 de agosto de 2011

La oreja reagujereada

El otro día, en París, me compré unos pendientes. Yo me hice agujerear las orejas de adolescente, en la farmacia de enfrente de casa. Mis padres eran progres y decidieron no agujerearme. Les maldije por ello durante años. Y sin embargo, ahora, cuando veo a una recién nacida (o sea, a una especie de monito calvo y absolutamente asexual) con las orejas agujereadas, me da cierta grima. Se me hace raro ver un distintivo tan femenino en alguien que todavía es un bebé, un ser neutro, un animal ¿por qué creéis que no hay femenino de bebé? Pues porque los bebés no tienen sexo todavía. Y me sorprenden los pendientes, como me sorprendería un tatuaje. Me parece raro poner nuestra pezuña humana tan pronto, sobre un animal tan perfecto. PHOCUS, Milena, PHOCUS!!!! Bueno, me compro los pendientes y entonces me doy cuenta de que el agujero izquierdo se me ha cerrado. Me acuerdo de mis padres y les vuelvo a maldecir: ¡¡¡si me hubiesen puesto los pendientes al nacer, seguro que esto no hubiese pasado!!! Regreso a Barcelona con mis bonitos pendientes en el bolsillo. Al cabo de unos días, ceno con mi amiga Elisenda y me cuenta que ella también se los agujereó de adolescente, en su baño, a lo bestia, con una aguja de coser. Pero me recomienda ir a una farmacia. Elisenda es mucho más lista que yo, así que decido hacerle caso. Voy a una farmacia y la tía me dice que ellos utilizan pistola, que es algo imprecisa y que para volver a agujerear un agujero ya existente es mejor que vaya al dermatólogo y me lo haga él con una aguja esterilizada. Le digo "sí, sí, claro" dulcemente, la maldigo interiormente y vuelvo a casa. Lo revuelvo todo hasta encontrar un caja de costura que se olvidó hace años el padre de mi primer hijo. Saco una aguja, me planto delante del espejo y me la clavo en la oreja izquierda. Me quedó con la oreja atravesada. Se me cruza por la cabeza la imagen de un tribu africana. Me siento un poco mareada. Pienso que lo correcto sería desmayarse. Pero estoy sola en casa con mi hijo pequeño. Pero sacarme la aguja de la oreja me da más angustia que clavármela. Eso no lo había pensado. Me quedo unos minutos frente al espejo. Mujer pálida (cada vez más pálida) con aguja de coser clavada en la oreja. No te desmayes, Milena. No te desmayes. Pienso en llamar a alguna de mis amigas o de mis ex para que me vengan a ayudar, pero todo el mundo está de vacaciones y dudo que se movilicen por algo así. Y ahora, encima, Héctor grita que quiere un ColaCao. ¿Qué dirá si ve a su digna madre con una aguja clavada en la oreja? Respiro profundamente (para algo ha de servir tanto yoga) y me la arranco. De esto hace cuatro días, desde entonces llevo los pendientes, no me los quito ni para dormir, no sea que se me vuelva a cerrar el agujero. La oreja izquierda todavía me duele un poco, pero nada que una heroína como yo no pueda soportar.
Feliz domingo, queridos.

6 comentarios:

  1. Te imagino pálida, con una aguja de coser clavada en la oreja, sin esterilizar, así, sacada de la caja de costura de un ex, frente al espejo. ¡Cuánto valor...o cuánto arrojo adolescente! Pero olvido lo fundamental. Lo fundamental era recuperar el agujero que se cerró, lo fundamental eran los pendientes nuevos. Eso me recuerda cuando me compraba una camisa o una camiseta con la promesa de perder algunos kilos, unas prendas que se quedaban siempre colgadas en los armarios, olvidadas para ser descubiertas al año siguientes y comprobar cómo seguían sin entrar...Nunca se me ocurrió lo de la aguja, lo de pincharme como un globo a ver si así estallaba de verdad, en una liposucción suicida a ver si se esfumaba la adiposidad del contorno.

    Afortunadamente ese otro yo de mediana edad pasó a mejor vida, y ahora puedo lucir lo que años antes me era vetado (o me vetaba yo, para qué engañarnos, que en el fondo somos lo que somos por nuestros actos, y no por nuestros deseos).

    Te mando dos besos en forma de pendientes que no precisarán agujero alguno. Se posan y desaparecen con la intención de desearte feliz semana empendientada...y sin dolor alguno.
    (la verdad: a pesar de tus dolores y de la escena, me muero de risa cuando leo este post, tan íntimo, tan auténtico, tan certero que agujerea de sinceridad un blog de ropa, no de moda...)

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  2. Querida Milena,
    A mí tampoco me agujerearon las orejas al nacer y
    1. También, con el tiempo, me he dado cuenta de que los bebés con pendientes son feos, algo así como los monitos con faldas o pajaritas.
    2. Así pués, en cuanto a nuestros padres, no agujerear la orejas a sus hijas por una cuestión progre me parece idiota. El argumento de peso es el estético y, probablemente, de verdad de verdad era el suyo.
    3. Yo me adelanté a la adolescencia y empecé a dar la lata a los cuatro años. Por fin, a los seis, mi madre cedió y me agujerearon las orejas. Eran tiempos pre pistola así que fue con aguja y a pelo y aún me duele cuando lo pienso, no tanto como tu oreja, tú si eres una heroína.
    4. ¿Eliseda no te contó que cuando se agujerean con sistema aguja se acostumbraba a poner un hilito para evitar infecciones Y para QUE O SE CERRARA EL AGUJERO? Aun recuerdo la agonía de la semana o los quince días con los hilitos atados al lóbulo y las risitas de mis amigas del cole cuyos padres eran de todo menos progres. ALGO heróico sí tenía, ¿no?
    5. Pero lo peor no fueron los hilos. Al sacarlos y poner los pendientes quedó clarísimo que me habían hecho los agujeros fuera de sitio, uno muy atrás y el otro muy abajo. El taladrador hizo como si nada, no solo eso sino que aprovechó para decirle a mi madre que había atado cabos, otor tipo de cabos a parte de los de mis orejas, y que ella debía de ser la hija de la señora X. Sí, mi madre era la hija de la señora X, mi abuela, y el que me había hecho el salto de la jabalina en mis orejas era su podólogo. ¿Raro que se le hubiera torcido un poco la aguja? No tanto.
    5. A lo largo de los 30 años siguientes no me recuperé nunca del todo. No es que me encanten particularmente los pendientes pero si me molesta que no se vean centrados. Pasé épocas larguísimas sin ponerme a la espera de que se cerraran, pero no había forma.
    6. Un día entré en una farmacia, dispuesta a desafíar la asimetría ya hacerme agujerear las orejas de nuevo. En adelante seré una mujer recta, con un equilibrio perfecto a babor y estribor de la nariz. Y los agujeros viejos, que se los lleve el viento. Pues no, no era tan fácil. La farmacéutica también me contó una historia para no dormir que consistia en irme al cirujano para que me rompiera los agujeros viejos, me cosiera el corte y entonces y sólo entonces, con la oreja rota y cicatrizada podía empezar de nuevo.
    7. Me dan tanto miedo las agujas, en forma de pistola, de aguja de coser, de jeringa o de la que sea, que sabía que lo que me contaba era imposible. Era en ese momento o nunca, y simprejamás los pendientes bizcos. Además ya me había sentado y estaba concentradísima leyendo las etiquetas de las cremas, pastas de dientes y pastillas naturales para todo tipo de males actuales o futuro.
    8. Voy abreviando. No me levanté sin que me agujerearan las orejas y ahora tengo cuatro agujeros. Los antiguos nunca se han cerrado, imagínate, menos se van a cerrar ahora con el feo que les hice. Tengo cuatro agujeros y casi nunca llevo pendientes porque siempre acaba pareciéndome que sobran o que no es el pendiente perfecto para la ocasión y que por lo tanto es mejor ahorrárselo.
    Me encanta tu historia. Es bonita porque es un encuentro con la aguja por amor. Tú, los pendientes, unidos para siempre en el bum bum de ese dolor palpitante de cuando te agujerean las orejas un domingo como hoy en Barcelona.
    Dos cosas veo claras
    1. Mal agujero nunca muere
    2. Tengo que ir a París para enamorarme. Mejor TENEMOS que ir a París. Tú ya tienes pendientes y Elisenda también, pero ALGO encontraréis que os falte...

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  3. Mi querida valiente heroína Milena,
    Te cuento que hace muchos años también hice un procedimiento parecido al que tu hiciste, ahora no me atrevería no no, por la impresión y porque mi primer intento no fue muy exitoso.
    Mis padres tampoco me hicieron los agujeros cuando nací, me los hice hace de adolecente en una farmacia, después de una pelea con ellos claro. Al años se me cerro el derecho, después de otra discusión con ellos, intente abrirme al agujero con otro pendiente y un hielito (para dormir el lóbulo, decían) Por mucho tiempo tuve un orificio de entrada y dos de salida, ahora los pendientes me quedan torcidos. Cada vez que me pongo pendientes (que son muy pocas veces) me acuerdo de mi tozudez, de mis padres y del maldito pendiente que no estaba recto.
    Besos muchos, Maria Carolina

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  4. Querida Clara:
    ¡4 agujeros! Uau. Eso sí que es cosa seria. La verdad es que me gustan bastante las orejas con varios agujeros (a los Estefanía de Mónaco de la buena época, cuando hacía trajes de baño, remember?), es mi lado macarra.
    Los pendientes marfil del otro día eran preciosos y estaban super rectos...
    Yes, a Paris, a Paris...ASAP.

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  5. Carolina:
    ¡Genial tu historia! Te imagino perfectamente.
    Gracias.
    Un besote.

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  6. Ahora tengo 16 años, hace dos años con 14 yo llevaba tres pendientes, dos en una oreja y uno en la otra, así que decidí un día hacerme el tercero en la oreja izquierda, a escondidas de mis padres. Como en los sitios que conozco necesitamos los menores la autorización de los padres, un día me metí al baño y con una aguja me hice un agujero yo sola. A la aguja le puse un hilo para luego saber donde meter el pendiente cuando saque la aguja. Mi madre tardó en descubrirme un mes y pico y me dijo que me lo quitara. De modo que como yo quería seguir llevándolos decidí que cuando saliera de casa ponerme a escondidas el pendiente y cuando estuviera en casa quitármelo. ¿cuál fue el problema? Pues que los pendientes tan recientes cicatrizan enseguida y a las pocas horas de quitármelo ya estaba un poco cerrado, así que por la noche me los tenía que quitar y al día siguiente para ponérmelos me dolía muchísimo, hasta que un día me cansé y me lo quité definitivamente., tardó un poco en cicatrizar pero bueno. Ahora mismo llevo 5 con el consentimiento de mis padres. ( bueno el último mi padre no sabe nada). Peero el problema es que el que me hice ( el tercero ) me lo hice sabiendolo mis padres, cuando todavía iba al colegio pero ahora no queda bien con los otros dos más y no se que hacer para que ese que es que llevo ya varios años cicatrice y poder hacerme otro nuevo entre esos dos mejor hecho. Panorama : tres en una oreja (dos de ellos demasiado juntos y lo que quiero es que cicatrice el de enmedio y poder hacerme uno nuevo más centrado) y luego ya en la otra oreja llevo dos. Alguien sabe algún método no muy costoso y a ser posible caseroo?? PD: no duele nada hacérselo con una aguja tú sola , cuando me haga el próximo me lo haré yo sola que es más barato ;) A parte en mi instituto es moda hacérselo solos jajajajja una estuvo una semana con una aguja en el ombligo para hacerse un piercing

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