domingo, 8 de mayo de 2011

Un hombre de verdad

El otro día un amigo me dijo: "Eres un hombre de verdad". Es el mayor piropo que me hayan dicho nunca. Dudo mucho de que lo sea (aunque si tengo alguna ambición en esta vida, a parte de encontrar el tejano perfecto y de ir a ver a los elefantes en Africa, es esta), pero inmediatamente me puse a pensar en los hombres de verdad: Ballesteros, Delibes, Obama si no fuese político, Vicente del Bosque, Mourinho (¡es bromaaaaaaa!), Karen Blixen, Katherine Hepburn (supongo que si se puede decir que un hombre es "una auténtica madraza" también se podrá decir que una mujer es "un hombre de verdad", ¿no?), mi padre, y muchos otros hombres y mujeres. Un hombre de verdad. Mmmmmm. Yo no sé explicar lo que es, pero lo reconozco en cuanto lo veo (como un bolso de BV o un sujetador de Erès), creo que tiene algo que ver con la integridad, el valor, la decencia, y sí, la humildad. ¿Y qué tiene todo esto que ver con la ropa? Pues nada. Nadie se fija en como van vestidos los hombres de verdad. Por cierto, hoy me ha pasado algo increíble y horripilante: me he dado cuenta de que la mitad de la ropa que me he comprado para este verano no me gusta, me he probado tres vestidos (dos de ellos por estrenar) y he visto que no me los pondré jamás, por distintas razones que os ahorraré. Es trágico. Claro, uno se compra la ropa de verano antes de que llegue el verano, y luego llega el verano y va de otra cosa, y nosotros somos otros. No hay que empezar a comprarse la ropa antes de haber oído qué melodía tendrá la temporada. Es una regla muy importante. Lo digo yo, que intento ser  soy un hombre de verdad.
Feliz semana, queridos.

2 comentarios:

  1. Quién fuera hombre perfecto para recoger esos vestidos veraniegos rechazados que dejarás caer...Veo las prendas que se sintieron afortunadas al ser escogidas por la mirada, acariciadas por las manos, esa segunda piel que pensaba recubrir la primera al sol del estío ahí colgadas en tu vestidor esperando un destino incierto...

    Decididamente soy un hombre de verdad. Totalmente imperfecto, consciente de sus imperfecciones, alejado de lo uniformado, amante de lo ecléctico, de lo que se distingue, de lo que excita la imaginación y los sentidos, del sendero perdido en vez de la seguridad del asfalto, de lo diferente, pequeño, prácticamente invisible, de lo perdido que quiere ser encontrado.

    Mientras medio planeta se ahoga en testosterona buscando una perfección de manual, yo me tomo un café solo, sólo el café, solo en el café, sólo perfecto en mi imperfección.

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  2. Hola Gil: Lo de los vestidos está medio solucionado: ya me vuelven a gustar. Bueno, uno sí, el otro no. Es demasiado grande, mejora algo con cinturón pero igualmente... ¡Qué suerte ser un hombre de verdad!

    Besos.

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