sábado, 31 de diciembre de 2011

Hoy en SMODA.

Hoy, en la última página de SMODA, publico un artículo sobre los escotes. Los femeninos, y también los masculinos...
Feliz sábado, queridos.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Entender la ropa



Entender la ropa es un poco como entender a las personas. O sea, la labor de toda una vida. Casi nunca es algo automático. Hay que aprender a mirar la ropa un poco desde lejos, sin pensar inmediatamente en cómo nos quedaría o en si nos la podemos comprar. Hay ropa que a mí me parece muy interesante, que jamás compraría, ni llevaría, pero que he aprendido a respetar. Veo cómo está hecha, el trabajo, no solo el diseño, la confección, la intención que hay detrás, la voluntad. Y disfruto. La pobre loca con cara de estar a punto de descubrir una vacuna contra el cáncer mientras toca la manga de una chaqueta, la pone del revés e intenta ver cómo está hecha, soy yo. Yo no voy de compras, voy de expedición. Y cada vez tengo menos afán de poseer. De hecho, me visto siempre igual, tardo unos 30 segundos. El abrigo de la foto, lo compré hace un par de semanas, en Londres. Es una pieza única, diseñada en Inglaterra (por unos tíos que se llaman Bl^nk) y fabricada en la India. Normalmente detesto todo lo étnico, no me gusta la artesanía, pero en este caso, era imposible no sucumbir al encanto de este abriguito. Los colores, el algodón indio tan viejito, tan blando, el estampado medio descolorido, el hecho de que sea reversible, los botones cuadrados, el corte perfecto (a pesar de ser una prenda tan relajada), esa pinta, medio Mary Poppins bohemia, medio Cadaqués, y el pespunte rosa (al descubrirlo, casi me muero). Todavía no me lo  he puesto, todavía no sé exactamente cómo, y, de todos modos, hace demasiado frío. Pero ya he empezado a dibujarle una primavera a su medida.
Feliz jueves, queridos míos.

martes, 27 de diciembre de 2011

¿Es posible encontrar refugio en un tubo de pasta de dientes?


Mala época para estar a la intemperie (estética, de lo otra, ni hablemos), pero como yo soy una chica fácil, para no hundirme en la miseria (estética), me agarro a lo que sea, en este caso a un tubo de pasta de dientes. El otro día, en Londres, entré en Boots, un cadena de farmacias donde venden todo tipo de cosas, y me topé con esta pasta de dientes, que ya conocía, pero que incomprensiblemente había olvidado. Y caí en éxtasis ante la mirada atónita de mi hijo, que ya me ha visto caer en éxtasis ante muuuuuuuuuchas cosas, pero nunca antes ante un tubo de pasta de dientes. El tubo -la tipografía, la cenefa, la sencillez, los colores- es genial. Y lo que hay dentro también. La pasta de dientes es de un rosa violento fantástico y sabe muy muy fuerte, como a medicina. Es deliciosa. Vale la mitad que un tubo de pasta normal. Y salí de la tienda canturreando "What a wonderful world". La felicidad, a veces, solo depende de un tubo de pasta de dientes.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Feliz Navidad

                                        

Queridos compinches:
Feliz Navidad. Que la Navidad (y la vida) sea una mezcla de estas dos fotos. Y gracias. Gracias por acompañarme en esta aventura. Gracias por leerme, a los que dejan comentarios (¡qué listos sois! ¡qué suerte tengo de que me lea gente como vosotros!) y a los que no los dejan, pero que sé que también están ahí. Este blog no tendría sentido sin vosotros.
Un beso.
Mañana más.

jueves, 22 de diciembre de 2011

El antifaz



En mi viaje cultural a Londres, me he enterado de un montón de cosas apasionantes e importantísimas. Al parecer, otro objeto sin el que ninguna chica en su sano juicio puede vivir (o dormir) es el antifaz. Si lo entendí bien, por las mañanas, hay que plantificarse una diadema tipo princesa bohemia (ver post anterior) y por las noches, un antifaz tipo Audrey Hepburn en "Desayuno con diamantes". Yo, que incluso puedo dormir con los ojos abiertos y asintiendo, no acababa de verle la utilidad, pero en fin, me lo compré. Por si acaso. Un antifaz lila, monísimo, que me costó un ojo de la cara. Al llegar al hotel, muerta de impaciencia, me tumbé en la cama, le ordené silencio a mi hijo mayor y me puse el antifaz, dispuesta a vivir una experiencia única. Aguanté dos minutos y medio. ¿De verdad alguien puede relajarse y dormir con eso tapándole los ojos? ¿Sin poder ver si viene un asesino a matarle? Yo creo que en realidad  solo los deben usar las tías que no soportan ver a su marido. Es la única explicación sensata que se me ocurre. Bueno, me voy corriendo al concierto de Navidad de mi hijo pequeño. Es que I looooove Christmas.

martes, 20 de diciembre de 2011

La princesa M.



Mi madre se pasó toda mi infancia (y sigue en ello) intentando convencerme de que no soy una princesa. Allí no había princesas, solo una reina, ella. Naturalmente, no lo consiguió. Así que cuando el fin de semana pasado, en Londres, vi diademas como las de la foto por todas partes, me abalancé sobre ellas. Allí se han convertido en el accesorio de moda, las hay de todos los precios, de todos los colores, con piedras, con florecillas, con strass, de cuero, de tela, de cuerda, etc. Yo no me pienso quitar la mía hasta que pasen las Navidades. La llevo al estilo "hada campestre", con el pelo bastante despeinado y recogido en una especie de moño espachurrado, como si me acabase de levantar. Y con ropa de calle absolutamente normal, como quien no quiere la cosa (siempre hay que hacer ver que todo está chupado). Me queda bien, en serio. Confío en que me comprima la ideas (en francés se llama "serre tête", apreta cabezas) asesinas y suicidas que me invaden en Navidad (hasta Reyes. En Reyes, con los regalos y el final del túnel, me tranquilizo un poco). Y ayer vi las primeras imágenes de la adorable campaña de primavera-verano de Marc Jacobs para Luis Vuitton y también las llevan. Será un verano genial. ¡Que llegue de una puñetera vez!

El cuestionario Pintón

 
Paco Pintón, autor de un blog muy recomendable, "El Rincón de Pintón", me pidió que respondiese a su particular cuestionario Pintón. Aquí está el link, por si os pica la curiosidad: www.elcuestionariopinton.com
La ilustración es un retrato de Marcel Proust (Dios) visto por Tullio Pericoli.
Hasta luego, amigos.

sábado, 17 de diciembre de 2011

SELF SERVICE




¿No os parece que, en general, todo es cada vez más feo? ¿O soy yo, que estoy hiper sensible por culpa de la Navidad? Las decoraciones de Navidad: a mí me gustan, me encantan los abetos inmensos y las iluminaciones. Pues bien, en mi ciudad, algún genio ha decidido que lo bonito, lo moderno, lo adecuado, lo navideño, es llenar la ciudad de "galets", una pasta en forma de caracola gigante que los catalanes ponemos en la sopa de Navidad. Y Barcelona se ha llenado de enormes galets de plástico beige (el más feo y deprimente de los colores) plantificados encima del suelo. Están por todas partes. No brillan, no tienen luces de colores, ni Papá Noel, ni Reyes, no están nevados, nada. Yo creo que deben estar patrocinados por alguna empresa de pasta. Es la única explicación posible. La pasta (ahora me refiero al dinero, no a los espaguetis) sirve a  menudo para justificar la fealdad. Y lo que vende, también. "Es feo sí, pero es comercial". Y a partir de ahí, cualquier cosa, todo. En fin, yo, cuando necesito una cura de desintoxicación de lo feo, entro en "SELF SERVICE", una revista de moda semestral parisina, que crea, según mi opinión, algunas de las imágenes más bonitas, más excitantes y más novedosas (e intemporales) de la actualidad. Toda la revista es buenísima, pero los bodegones de ropa y complementos son especialmente alucinantes. Está en internet y se puede descargar (gratis). Es una maravilla. Creo que pasaremos las Navidad allí.
Feliz fin de semana, queridos, no tropecéis con ningún galet.

martes, 13 de diciembre de 2011

Los ojos de Steve

                                                  

                                                
Hay un escaparate de Paseo de Gracia por el que últimamente paso casi a diario. No era un tramo que yo frecuentase demasiado, pero un día, por azar, por aburrimiento, o porque era mi destino (yes, yes), lo recorrí. Me detuve delante de los rutilantes escaparates de una famosa joyería, y, de repente, mientras los observaba, oí como el anillo de la foto me llamaba: "Milenaaaa, Milenaaaaaaaaa". ¡A mí! Yo, que no soy de joyas grandes, que no soy de joyas, que en la vida me he comprado una joya de verdad, que siempre he preferido irme de viaje con mis hijos, que solo llevo joyas heredadas, quedé petrificada ante aquel topacio azul. Un azul que solo he visto en el mar de Cadaqués cuando amenaza tormenta y en los ojos de Steve McQueen. Un azul tenebroso y profundo, como debe ser el azul, y como deben ser los ojos de los hombres. Y ahora lo quiero. Quiero llevar los ojos de Steve McQueen y el proceloso mar de Cadaqués en el dedo, para mirarlos cuando me sienta sola, para sumergirme en ellos cuando esté aburrida. Quiero lanzar maleficios a los malvados con mi anillo (un anillo de este precio seguro que tiene poderes). Quiero perderlo y poner toda la casa patas arriba con mis hijos para encontrarlo. Y quiero regalárselo a mí hermosa y adorada hija en mi lecho de muerte. ¡Uuuuups!, pero si no tengo hija. Bueno, poco a poco. Primero el anillo.

sábado, 10 de diciembre de 2011

5 cosas que me gustaría regalar y que me regalasen estas navidades






No pensaríais que os ibais a librar de mi carta a los reyes, ¿verdad? Hace meses que martilleo los oídos de mis pacientes hijos con mi lista. El pequeño Héctor no se cansa de repetirme: "Mamá, los reyes solo traen juguetes, ¿entiendes?, ¿por qué no les pides una jirafa de peluche?" (Al parecer y según mi familia, soy  muy parecida a una jirafa: las manchas -las pecas-, el cuello largo, la cara alargada, etc... He intentado convencerles por todos los medios de que soy una pantera, o al menos una leona, pero no ha servido para nada, ellos siguen con el rollo de la jirafa...).
En fin, queridos reyes magos, ahí va mi lista:
- Una agenda de Smythson. Debe ser lo suficientemente grande para poder escribir las cosas que se me ocurren cuando voy por la calle o en casa, pero que quepa en el bolso. Y de un color vivo, para poderla encontrar fácilmente en medio del barullo. Si podéis hacer grabar mis iniciales, mejor. Pero si no, no os preocupéis.
- Un pijama de seda. Los de J. Crew son geniales y nada caros, aunque de momento, solo se pueden comprar en Estados Unidos.
- Un colgante en forma de bola dorada con flores con un pajarito de plata en el interior de Alex Monroe. Es precioso, como un pequeño juguete antiguo para colgarse al cuello.
- Una funda para mi iphone de los locos de Swash. Estos tíos hacen unos foulards muy bestias (con animales rugientes, raros, enroscados, medio mitológicos, medio domésticos), que a mí me encantan. Y ahora fundas de iphone.
- Unos calcetines de cashmere de Brora. Uno de los grandes placeres de la vida, los calcetines de cashmere. Los de Brora tienen una gama de colores buenísima.

Y bueno, vaaaaaale, si quereis, traedme también la jirafa...

miércoles, 7 de diciembre de 2011

¡Miau!

                                                  
El premio Milena al mejor escaparate navideño del año ha recaído en el de la fotografía que ilustra esta entrada. Cada viernes, almuerzo con mi amiga Elisenda en un restaurante argentino de barrio. Y después de comernos nuestra escalopa con patatas fritas y vino blanco, vamos de paseo. Y el otro día, de camino a Zara, nos topamos con esta maravilla. Solo fotografié un pedazo del escaparate, pero nada de lo que había allí tenía desperdicio. ¡El cartel de "Se aparta género"!!!!!! ¡La túnica de leopardo con el jersey negro de cuello cisne debajo para darle el toque distinguido y no resfriarse! ¡Los ojos del leopardo salpicados de cuentas centelleantes de strass (que no pude captar en la foto con el iphone)! Por desgracia, la tienda estaba cerrada y no pude entrar a besar los pies de la dueña, pero Elisenda y yo nos quedamos un buen rato fascinadas delante de aquel despliegue y decidimos concederle el premio al mejor escaparate del mundo. Y para acabar, un pequeño apunte sobre las camisetas con cabeza de felino incorporada: una cosa es lo sutil y sugerente y sexy que puede resultar sobre nosotras la réplica de la piel de un animal salvaje (la combinación de salvajada y suavidad siempre funciona) y otra, muy distinta, es plantificarse al animal itself encima. No, no y no. A partir de los 14 años, las camisetas deben ser lisas o a rayas (a no ser que tengáis la desgracia de estar en Disneyland; entonces, excepcionalmente, os podéis poner una de Mickey Mouse). Bueno, otro día hablaremos de las camisetas perfectas, un asunto muy complicado.
Feliz miércoles, queridos.

martes, 6 de diciembre de 2011

Deseos de invierno

Y de repente, coincidiendo con el comienzo del invierno, que en Barcelona más bien parece el comienzo de la primavera, enormes ganas de encaje. De cómo llevar algo así (como el top de la foto) en diciembre. Lo imagino cubierto por varias capas de punto grueso (jerseys, chaquetas, bufandas), con lo mínimo debajo (tal vez con una de esas camisolas transparentes de seda de Cos del otro día), con la piel blanca y asustada del invierno, con los brazos al aire y la carne de gallina, al lado de una chimenea que nos ponga colorete en las mejillas, con vaqueros, con pana marrón, con botas de chico, con gafas de sol y una bufanda enorme de color crudo alrededor del cuello, delante del mar, a punto de pillar una pulmonía. ¡Buuuuf! Ya ha llegado el invierno.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Hoy en SMODA

Hoy publico en la última página de SMODA un artículo sobre la perilla, el bigote, la barba y otras cosas...
Feliz sábado, queridos.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Los zapatos de la crisis




Los zapatos que debería comprarme

Los zapatos que me apetece comprarme


Ahora que dicen que todas las tías guays del planeta están dejando de llevar tacones (al parecer, debido a la crisis y a sus efectos psicológicos) para ponerse botas viejas (nuevas en realidad, pero que parecen de un antepasado que hubiese vivido en el salvaje oeste), yo empiezo a estar obsesionada con los zapatos de tacón (sí, como siempre, llego una eternidad tarde). He aprendido a caminar con ellos, a caminar deprisa y con garbo incluso, bueno, eso creo... Realmente es muy fácil. Es solo cuestión de práctica y de no abusar, hay que alternarlos con zapatos planos. El otro día, en la sesión de fotos que os comenté y que tal vez algún día os cuente, me pusieron unos zapatos de no sé cuántos centímetros de altitud, pero muchos, y me sentí perfectamente bien, me los hubiese llevado a casa encantada (y a Rossy de Palma también, es monísima y encantadora, y cuando la ves posar, alucinas), con ellos puestos parecía la Torre Eiffel (y una nueva visión del mundo: la coronilla de my fellow human beings). En fin, ahora estoy enamorada de estos (como yo soy tan poco profunda, la crisis no me ha afectado a la cabeza, solo al billetero), que no solo tienen la silueta perfecta, si no también el verde perfecto. El verde es un color muy complicado, así como hay 25 tonos de azul preciosos, dar con un verde bonito (o sea, que no sea un verde ácido, que no recuerde a un mantel para jugar al póquer, etc) no es nada fácil, y este lo es. ¿Alguien sabe cuántos días faltan exactamente para que empiecen las rebajas?

martes, 29 de noviembre de 2011

Las gafas de sol


El otro día, hablaba de perfumes y complementos, y olvidé mencionar las gafas de sol, seguramente el complemento más importante de todos, tanto para hombres como para mujeres. Si tuviese que elegir un solo elemento que proporcionase glamour, belleza y misterio de forma instantánea, sin duda serían las gafas de sol. Las gafas de sol protegen y a la vez distancian del mundo, ponen una pared (de cristal, transparente) entre nosotros (y lo más vulnerable -y poderoso- que tenemos: nuestra mirada) y los demás. La velan. La disimulan. La oscurecen. Y abren la puerta de las infinitas posibilidades. De los pozos sin fondo. Por eso nos gustan tanto. Nos permiten jugar (mucho más que los bolsos, los zapatos, etc), y en realidad, jugar es lo único que importa. En este momento, llevo unas enormes de Chanel (las de la primera foto) con las que parezco una mosca, pero que me encantan. En Zara tienen las mismas. La segunda foto es de Alain Delon, un hombre tan guapo que parece que lleve gafas de sol incluso cuando no las lleva, incluso cuando está haciendo la siesta.
Bueno, me marcho corriendo a Madrid para hacer una foto navideña. Ya os contaré...
Feliz martes, queridos míos.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Mi complemento favorito

De todos los complementos, el perfume es mi favorito. Más que los bolsos (un capazo de paja es a veces lo más elegante del mundo, y las manos en los bolsillos son siempre lo más elegante del mundo), más que los zapatos (es mucho más importante la forma de caminar y de moverse que lo que se lleva en los pies. Hay gente a la que reconozco antes de verla, simplemente por sus andares), más que las joyas y los relojes (nadie está más guapo por un reloj. De hecho, los hombres con relojes muy caros me dan un poco de mal rollo, es como llevar un porsche atado a la muñeca, y si ya me parece de un gusto muy dudoso conducir un porsche, imaginad lo que pienso de los que lo llevan incorporado, no, no, no, no, prefiero mil veces a un tío con un swatch de dos pesetas). En cambio las mujeres sí, con relojes caros y un poco masculinos. O con nada y siempre tarde, como yo.
En fin, que podría vivir sin bolso (con un hombre al lado que me prestase sus bolsillos), descalza y sin reloj. Pero me costaría renunciar al placer y la alegría que dan los perfumes. (Aunque tampoco me gustan nada los hombres que se perfuman. Soy una jodida maniática. Ya). En este momento, alterno Bois des Îles (el perfume de mi vida), con Eau de Guerlain, Histoire d'Eau, Après l'Ondée y Island Lavender. Un auténtico banquete.
Feliz domingo, queridos.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Los vicios inconfesables

He vuelto a recaer. Sí, es un drama, ya lo sé. Pero no pude evitarlo. Creedme. Llegué a casa con los pies mojados, abrí el armario y allí estaban. Mis Ugg. Color caramelo, mullidas, cálidas, con los brazos abiertos. ¿Qué iba a hacer? Sumergí el pie dentro, lentamente y sucumbí al instante. "Mmmmmmmm. No quiero volver a sacar los pies de aquí hasta que llegue la primavera.", pensé, mientras miraba de reojo mis maravillosos tacones Lanvin. Total: he empezado a llevar una doble vida. Llevo las Ugg hasta la mismísima frontera de mi vida íntima, y a partir de ahí me pongo los tacones (siempre, siempre, sin medias ni calcetines). Los llevo en una bolsita de plástico y antes de bajar del coche, me los pongo. El resto del tiempo llevo las Ugg (también sin calcetines, claro, tengo fobia a los calcetines). O sea: las Ugg por casa, por el barrio, para perseguir jabalíes. Y los Lanvin para fuera de casa, para fuera del barrio y para perseguir otras cosas. Mi vida es muy complicada.
Feliz jueves, queridos.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Lo único que una mujer necesita

He decidido que, en realidad, la única prenda de vestir que todas las mujeres necesitamos, es una buena americana. Y cuando digo buena, me refiero a buena de verdad (de las que hacen que nos llame el tío del banco para preguntar si nos han robado la tarjeta de crédito). La americana es estructuralmente una de las prendas más difíciles de realizar, es casi una pieza arquitectónica (lo sabía Coco Chanel, lo sabía el duque de Windsor, lo sabe Stella). Necesita un buen sastre, un buen diseño, un buen material. Aquí no valen Zara ni similares. Ni siquiera valen Isabel Marant y compañía. Es una prenda que admite pocas tonterías y poco broma. Pero que nos saca de todos los apuros, que dignifica cualquier cosa (sí, incluso un pantalón con estampado de leopardo o una mini falda dorada) y que se puede llevar con absolutamente todo. Es el camino más corto y más cómodo que yo conozco hacia la elegancia. Y si no, preguntádselo a ellos.
Feliz lunes, queridos.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Los amores eternos

Y después de dar muchas, pero que muchas, vueltas (y de gastar muchos, pero que muchos, euros), un día, nos compramos un bolso sin reflexionar demasiado, sencillamente porque tiene un 75% de descuento, y en la pantalla del ordenador parece bonito y se acerca la Navidad y si no nos lo quedamos nosotras, seguro que a alguna amiga le servirá, y si no lo devolveremos y etc, etc... Y no tiene ni flecos plateados, ni pompones, ni estampado de leopardo, ni nada. Es un bolso de cuero marrón, sin ninguna pretensión más que la perfección absoluta (la única pretensión interesante), sin dorados, sin ornamentos, sin herrajes. Un bolso de cuero marrón que no pretende seducir. Un bolso que nos habla de tú a tú. Un bolso de una honestidad absoluta (hay ropa y bolsos deshonestos, ¿sabéis?). Un bolso atemporal porque podría tener diez años y porque, tal vez, quién sabe, este sí sea para toda la vida.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La litri

Además de ser un poco macarra en mis ratos libres, también soy una cursi (sí, tal vez sea una combinación extraña, pero ya sabéis que todos somos muchos). De pequeña, todos los hijos de los amigos de mi madre eran chicos, y mientras ellos construían naves espaciales para ir a la luna en el salón de Cadaqués, yo les observaba desde un rincón, mientras vestía y desvestía a mis muñecas y elucubraba trastadas para fastidiarles (siempre conseguía que les castigaran...). Una vez que intenté jugar a pilla pilla con ellos, Oscar (que estaba en mi equipo) me dio una palmada en la mano (la señal de que tenía que salir disparada) y me rompió el meñique. Me pusieron el apodo de "la fifilonga", fifi para abreviar.  "¡Fifi, eres una fifi!" me decían. Por otro lado, mi tata me llamaba "la litri"(que quería decir lo mismo), mientras me cosía camisones maravillosos llenos de lazos y encaje. Así que es logiquísimo que me gusten estos zapatos de charol rosa. ¿No?

lunes, 14 de noviembre de 2011

Las macarradas de Milena

                                                     El bolso Bo Derek


Bo Derek in person

Creo que voy a hacer una sección que se llamará "El rincón de Milena, la macarra" o "Las macarradas de Milena", donde iré poniendo mis deslices y desvaríos estilísticos. Esas prendas o complementos que, a pesar de no ser demasiado mi estilo y de suponer un desafío al buen gusto (y a pesar de hacer que las Hepburn, Katharine y Audrey, patronas de este blog, se revuelvan en su tumba), sienten una atracción irresistiblemente hacia mí y no cesan en su empeño hasta que me hacen suya. La falda de cuero dorado, las deportivas de plataforma, la chaquetilla de lentejuelas, la chaqueta de leopardo fucsia y un laaaaargo etcétera, que ya os iré contando... Prendas que me hacen cosquillas y que hacen que me relama, desvaríos que a veces se convierten en iluminaciones y desvaríos que se quedan en el fondo del armario hasta que son dados en adopción. En fín, os presento al último, he decidido llamarle "el bolso Bo Derek" por su enorme parecido con la hermosas actriz de mi infancia. Fue ver esos flecos plateados y pensar en las trenzas de Bo balanceándose al ritmo de sus zancadas, y empezar a sentir un extraño cosquilleo en los dedos y la necesidad de juguetear ya con esos hilos de plata. Mi pequeño Bo. Te necesito. Lo vamos a pasar taaaaaan bien.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Los botes de salvamento




Dos de mis looks favoritos de este año. El primero es de Kate Moss el día antes de su boda, el segundo es de Angelina Jolie hace un par de días en Vietnam. Veo estas fotos y me pongo de buen humor, me digo que todavía hay esperanza (y os aseguro que cuando veo el careto de nuestro próximo presidente no me es fácil mantener el ánimo, voy a necesitar mucho yoga...). La elegancia (una palabra que no me gusta demasiado, me parece bastante antipática, rígida, elitista y estirada) es la pulcritud, la sencillez, la precisión (sí, sobre todo la precisión, una de mis palabras favoritas), pero también el desparrame, lo improbable, la locura y la libertad, que nos apropiamos de vez en cuando y transformamos en un atuendo (y en muchas otras cosas, en los juegos que jugamos con nuestros hijos tirados en la alfombra, en las historias que les contamos y nos contamos, en todos los saltos sin red y con los ojos cerrados, que, en un momento dado, decidimos dar). Entonces, la elegancia (que hasta cierto punto se puede comprar: un buen peluquero, un buen traje, unos zapatos... no es verdad que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Os aseguro que una mona vestida de Armani es otra cosa) se transforma en estilo. Deja atrás las reglas y las imposiciones y se vuelve un reflejo fiel de quien somos, una traducción exacta de un estado de ánimo, de un momento. Cuando se logra eso es genial. El vestido vintage de Kate Moss, poético (alcanzar la poesía con la ropa es casi tarea imposible), perfecto, las botas azules, que son para caerse al suelo de alucinantes. El vestido de seda asimétrico de Anjelina Jolie, para salir a pasear por Vietnam!!!!!! es una locura y sin embargo funciona, es maravilloso. Y las uñas rojo amapola. Dos vestidos como dos botes de salvamento.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Mi pantalón de yoga nuevo

El único deporte que practico con cierta asiduidad es el yoga. Hace muchos años que hago y he pasado por un montón de escuelas. Empecé en Londres, a los veinte años, en el gimnasio de la universidad. Las clases me sentaban tan bien (a pesar de no entender la mitad de las cosas que decía la profesora) que al salir, me fumaba un paquete de cigarrillos entero (era en la época en la que todavía se fumaba, a looooooong time ago). La última escuela a la que fui, la dejé el día en que la profesora decidió hacer ejercicios en pareja. Me tocó el único chico de la clase (nos emparejaban por estatura), un tío con perilla, una especie de cresta trenzada en medio de la cabeza, un tatuaje místico (no una tía en bolas, noooooo, un signo que debía significar algo sobre la paz en el mundo, etc), pinta de espiritual, pantalones harem... enfín... ya me entendéis... Al final de la clase, nos hicieron poner la mano sobre el corazón de la pareja y cantar una canción mirándonos a los ojos. ¿Y qué queréis que os diga? Me pareció todo demasiado íntimo. No tengo ganas de que un desconocido me ponga la mano encima del corazón (y de lo que hay encima del corazón) y me mire a los ojos mientras me canta una cancioncilla, por muy místico y espiritual que sea. Tampoco disfruté especialmente del ejercicio en el que se sentaba encima de mi columna vertebral (o sea, su trasero encima de mi delicadísima y refinadísima columna vertebral) y casi me la parte. Al acabar la clase, me dijo que tenía unos ojos muy bonitos. No volví a pisar la escuela. En fin, mañana empiezo en otra escuela. Me he comprado los pantalones de yoga menos espirituales que he encontrado (¡¡¡¡¡¡de leopardo!!!!!! ¡¡¡¡geniales!!!) para que esta vez no haya malentendidos y no me tomen por una mística a la que se le puede poner la mano sobre el corazón sin que les dé un tortazo.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Cómo vestirse de hombre?

Encuentro esta foto de John Wayne con este look tan improbable. John Wayne es uno de mis ídolos, y "La diligencia", una de mis películas. Durante muchos años, pensé que mi padre era clavado a él, de hecho, lo sigo pensando. Y supongo que de esos tres tomos sobre la virilidad que os decía el otro día, al menos uno, está dedicado a Wayne. La foto. Bueno. ¿Qué queréis que os diga? Tal vez no sea un look muy acertado, pero se nota que el tío se lo ha currado. Y hay algo enternecedor en eso, en un tío que se lo curra. Un tío que intenta hacer algo con su aspecto. Sea o no sea un intento fallido (en este caso es un disparate maravilloso: la camisa, las alpargatas, el bolso, el pantalón, el sombrero, ¡nada tiene desperdicio!). Seas o no seas John Wayne. La lucha contra la fealdad generalizada (y la que nos espera) empieza por uno mismo.
Feliz miércoles.

lunes, 7 de noviembre de 2011

And the winner is...

La braga


Hace 150 años, tuve un novio motorista. Para mí, lo más memorable de la relación, fue el día en que exclamó: "Mierda, me he olvidado la braga, ¡y con la rasca que hace hoy!" Primero fingí que no le había oído (una buena técnica que empecé a utilizar en la adolescencia con los novios, y que hoy en día utilizo, con gran éxito, con mis hijos y mi madre), pero al cabo de un rato, pudo más la curiosidad, y le pregunté, con cierta aprensión: "¿Qué es eso que has dicho que te has olvidado?" Entonces me contó que una braga era el cuello de tejido anti viento y anti no sé qué, que se ponían los motoristas para protegerse el cuello e incluso la nariz, una especie de bufanda cosida por los extremos que se pasa por la cabeza.
Pues bien, esa prenda de nombre tan inadecuado e innombrable, ha pasado al mundo de la moda. Y me gusta. Mucho. Es una de esas prendas con las que se puede jugar. Conserva el aire sexy de algunos motoristas "on the go", permite estar tapada y destapada a la vez (se puede poner encima de una camiseta o de algo muy liviano), permite jugar con el pelo, se desparrama un poco, se puede subir más o menos, incluso de puede convertir en una capucha (me pirran las capuchas, yo soy como Caperucita, pero en lista). En fin, que necesito una braga. Ya.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Hoy en SMODA

Queridos míos:
Hoy publico en la última página de SMODA un artículo sobre la minifalda de cuero, a favor, of course...
Feliz sábado.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Los topos

                                                     Mis flores

                                                     Mis cuadros

                                                     Mis topos

Buenos, queridas, supongo que a estas alturas todas, absolutamente todas, tenéis una camisa de topos, de seda preferiblemente. Pero bueno, como yo llego siempre tarde a casi todo (física y mentalmente), hoy os hablaré de ellos. De topos, no de tíos, por una vez, "¡uuuuf!" desde aquí oigo los suspiros de alivio... Aunque hoy he leído algo muy interesante: se acaba de publicar un libro en Francia sobre la virilidad, que dice que todas las generaciones han considerado que la anterior era más viril. Es curioso. ¿No? Me compraría el libro si no fuera porque me he gastado todo el dinero del mes en las botas...
Bueno, los topos. A mí me han resuelto el gran dilema entre flores y cuadros.
Las flores me encantan, las de verdad (acabo de cambiar de florista y la nueva tiene unas rosas antiguas que me hacen muy feliz), las estampadas (en mantas, cojines, tazas, platos, sofás, en todas partes). Sin embargo, pasado los 10 años, es un estampado difícil de llevar. Siempre que me pruebo algo de flores, se me escapa la risa al verme en el espejo. La precisión y la pulcritud, dos de las características que más me gustan en la moda (y en todo) concuerdan mal con la ropa de flores.
Los cuadros son más fáciles y me gustan mucho (tengo un montón de camisas de cuadros), pero me he cansado un poco de ellos, es un estampado sumamente masculino, de hecho, es una forma muy masculina y, salvo en contadas ocasiones, no tengo ganas de parecer un leñador.
Pues bien, yo creo que los topos son el término medio entre las flores y los cuadros, son femeninos sin ser cursis, son rigurosos sin ser estrictos o masculinos. Tienen algo juguetón, son sutiles y le quedan bien a todo el mundo. A mí me gustan pequeños y sobre seda.
Bueno, me voy a trabajar, a ver si me recupero de la ruina de las botas y me compro los 3 volúmenes (¡¡¡¡¡¡¡¡3!!!!!!!!!!!) sobre la virilidad.