martes, 6 de octubre de 2009

Zapatos de tacón






Me encantan los zapatos de tacón... sobre todo cuando los llevan las demás. Adoro a esas chicas que dicen que ellas se los ponen hasta para ir a comprar el pan. Adoro a las que afirman sin ningún rubor que en realidad son comodísimos, que es sólo una cuestión de costumbre (siempre que lo dicen me imagino a las damiselas de la edad media tomando el té y comentando  que en realidad el cinturón de castidad no es tan incómodo, que es sólo una cuestión de costumbre, mientras se revuelven en la silla). Me encanta ver llegar a mi amiga Carolina en bicicleta y con tacones. Me encantan los zapatos de los desfiles, vertiginosamente altos, y la abnegación de las mujeres que los llevan. Me gustan porque son femeninos, frívolos, alegres, divertidos, festivos, bonitos, poco prácticos y absurdos (como algunos de mis mejores amigos...). Pero el problema es que no te permiten huir de un novio pesado (de hecho, para llevar tacones, una necesita un novio pesado al lado que esté atento a nuestro menor traspié y que se adapte al paso de tortuga vacilante característico de las que normalmente no vamos a comprar el pan con tacones ), ni volver a casa a pie cruzando la ciudad de madrugada después de una fiesta, ni bajar las escaleras del metro dando saltos con nuestro hijo pequeño. Algunos de los zapatos más bonitos que tengo son de tacón (de 10 cm), lo reconozco. Pero a menudo, en vez de ponérmelos, los coloco en una mesita baja que tengo a los pies de la cama y los observo con placer, como si fueran esculturas maravillosas. Así que he pensado que quizá voy a decorar mi nueva casa con mis viejos zapatos de tacón. ¿Qué os parece, chicas? ¿Lo probamos? ¿Dejamos de ponernos esculturas en los pies y empezamos a llevar zapatos de verdad? ¿Como ellos?   

11 comentarios:

  1. Eres genial
    Me encantan los zapatos de tacón,que haría sin mis sin-cuenta pares de zapatos.
    Gracias
    Maria Carolina.

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  2. Por favor, en las fiestas ¡sí! (Prometo llevarte a casa después)

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  3. Tienes razón, Jorge, en las fiestas sí. Hay vestidos que sin tacones resultan absurdos.

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  4. A mi también me encanta ver a Carolina con tacones en su bici, es una monada! Y por cierto, me encantan los zapatos de hombre como los de las fotos (clásicos) para mujer, para mujeres con clase. Una que se está iniciando a los tacones...

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  5. Hola Esther: ¿Y qué tal te va con los tacones? Siempre le puedes pedir a Carolina que te dé un par de clases...

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  6. Pues antes del verano, estuve 2 meses practicando por el largo pasillo de la oficina, arriba y abajo... Siguiendo los maravillosos consejos de Carolina! Parecía un pato, pero aprendí relativamente rápido... Ahora me da pereza seguir practicando, y sigo fiel a mis zapatos planos, básicamente porque tampoco tengo repertorio de zapatos de tacón por los que haga falta practicar!!! ;)

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  7. He estado pensando sobre tus reflexiones acerca de la comodidad y así. Es evidente que trabajamos, vamos en autobús y no nos movemos en una limusina manejada por un chófer. Pero creo que un poco de incomodidad -un poco- es necesaria para lucir.
    Si solo estamos pendientes de la comodidad acabaremos en chándal y zapatillas. Comodísimos pero horrendos.
    La clave está en elegir lo que favorece sin excesos masoquistas. Balenciaga, por ejemplo, era muy consciente del tipo (físico) de sus clientas: de ahí las túnicas y los trajes saco.

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  8. Pero Jorge, ¿qué es la comodidad? Yo nunca estaré cómoda en chandal y zapatillas, ya no lo estaba de niña, en el Liceo... Y me temo que tú tampoco. Pero sí con unos buenos zapatos de hombre, con un jersey de cashmere que dure 10 años y no pique, con una chaqueta sport pero perfectamente cortada. La elegancia masculina suele ser más cómoda que la elegancia femenina. ¿No crees?

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  9. Porque tú estás ya muy maleada por la sofisticación (por suerte). ¿Crees que un chaleco es cómodo?
    Y todo eso de la ropa masculina está muy bien para Kate Hepburn y para gente de tu tipazo pero una gor(dit)a con zapatos de hombre y chaqueta sport tendrá más bien pinta de camionero.

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  10. Hola Jorge:
    Los chalecos de punto sí son cómodos, ¿no? Y bonitos. ¿No crees? Los de Missoni...
    A mí me gustan las mujeres con prendas de hombre, pero claro, todo depende de la persona... Lo que sí creo es que con un poco de esfuerzo, de imaginación y de sentido común, todo el mundo puede resultar atractivo y agradable.

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  11. Ay Missoni...
    Me has tocado el punto flaco.

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