sábado, 26 de septiembre de 2009

O un poncho o un hombre.



 Yves Saint Laurent (uno de los poetas más importantes del siglo XX) dijo una vez: "La prenda más bonita que puede vestir a una mujer son los brazos del hombre que ama. Pero para aquellas que no tienen esa suerte, estoy aquí." Pues bien, para las que (por nuestra mala cabeza) no tenemos esa suerte, para las que compramos en Z y no en YSL. Aunque yo, cada vez que paso por la tienda, y paso muy a menudo, me quedo fascinada mirando los bolsos. Hay uno en particular, de color gris, del que estoy locamente enamorada desde hace dos años, ya sé que es un amor imposible. El guardia de seguridad de la puerta ya me ha visto tantas veces que hasta me saluda...¿Me pregunto si les hacen descuento a los seguratas de YSL?... Igual podría ir a hablar con él sobre mi bolso... Creo recordar que incluso una vez me guiñó un ojo... En fin, no quiero desviarme de tema, como decía: para las que no tenemos ningunos brazos a parte de los nuestros, para las que (de momento) no compramos en YSL, tengo la solución para este invierno: El Poncho. Sí, en serio, no pongáis esa cara. Los he visto en casi todas las colecciones (los que no han hecho ponchos, han hecho capas, que es casi lo mismo pero de tela y no de punto). Me encantan, es una de esas prendas "reconfortantes" que te hacen sentir protegida (como los brazos amados o como una bufanda de cashmere o un pijama de hombre de seda). En fin, os he puesto la foto de mi poncho favorito (de mi tienda favorita, os hablaré de ella próximamente). ¿Qué os parece? ¿Me lo compro? ¿Sí? ¿No? ¿O me dejo de ponchos y me voy a hablar con el guardia de seguridad de YSL? Aunque no recuerdo cómo tenía los brazos...

1 comentario:

  1. Milena, te acabo de descubrir, me encanta. Yo soy más de zapatos que de bolsos (por aquello que debo escoger), y lo que suelo hacer con los zapatos que me cuestan un sueldo y medio y que hace dos años que están en un aparador es pasarme la temporada entera negociando con el dueño de la tienda, cruzando los dedos para que no los vendan en las rebajas. Entonces ataco y los compro a mitad de precio, y generalmente son aquellas bellezas de tacón de más de 10 cm que no me pongo jamás... saludos, Patricia

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